jueves, enero 25, 2007

TENEMOS QUE MONTAR ALGO

Cuantas veces he escuchado esta frase! y seguro que también lo he dicho muchas. Cuando algunos hombres superan la treintena les entra un viruji y les da por montar un negocio propio que los aparte de la rutina del trabajo por cuenta ajena y los lance a otra dimensión. Con más riesgos pero con muchos más beneficios.

Es más, cuando dos treintañeros se cruzan y charlan un rato, si hay sintonía entre ambos el encuentro queda envuelto de un áurea de optimismo, confianza y estímulo del que sale la dichosa frase -tenemos que montar algo, no se qué, pero algo-. Y entonces el otro contesta, -¿sí, pero qué?-,-pues no se, algo, seguro que entre los dos somos capaces de arrancar lo que sea- eso si, con sudor, lágrimas, llanto y crujir de dientes.

El siguiente paso es la lluvia de ideas. Que si mandar fregonas a Bolivia, que si fabricar toallas redondas para ciegos, que si un cucurucho de helado que no pringue las manos, un negocio de realización de gestiones para terceros, una consultoría, un telepizza pero con sushi, una promoción de pisos en ese terreno que es un chollo, importar bisutería de china, exportar tubos a egipto, contruir un hotel en Cuba, una casa de turismo rural que tiene mucha tirada, un pitch & putt, exportar tiza y pizarras a Burundi, vender camisetas por internet, una escuela de windsurf en el Mar Rojo, un geriátrico, una megatienda de menaje y muebles que sea el cliente quien se los monta en casa, un restaurante pijo, una productora musical, alquiler de maquinaria de movimiento de tierras, y muchísimas más que van saliendo de la nada con el único propósito de encontrar la idea genial. Pero esa no acaba de salir.

Posiblemente sea que esa idea genial no existe y la clave radica en hacer más o menos bien las cosas, con ganas, con los contactos adecuados y esa pizca de suerte que a veces también ayuda. De hecho se pueden encontrar negocios y productos que funcionan bien y son rentables en cualquier ámbito y sector pensable.

Pero lo más bonito de todo esto es que cuando un amigo te propone 'montar algo' en realidad te está depositando su confianza, piensa que eres capaz de hacer equipo, ve en tí unas habilidades que posiblemente tu mismo no reconozcas, se embarcaría contigo en un proyecto nuevo y con riesgo, y en definitiva te considera una persona de fiar.

Sirva esta modesta nota como reflejo de mi admiración a quellos que han acabado montando algo. Muchas gracias también a todos los que en algun momento me habeis propuesto 'hacer algo', algo a lo que no renuncio pues pienso que nunca es demasiado tarde, sinó que se lo pregunten a Ray Kroc o a Chiquito de la Calzada.

ALGO

(Del lat. alĭquod).

1. pron. indef. n. Designa lo que no se quiere o no se puede nombrar. Leeré algo mientras vuelves Aquí hay algo que no comprendo

2. pron. indef. n. Denota cantidad indeterminada, grande o pequeña, especialmente lo segundo, considerada a veces en absoluto y a veces en relación a otra cantidad mayor o a la totalidad de la cual forma parte. Apostemos algo Falta algo para llegar a la ciudad Dio algo de sus ahorros

3. m. ant. Hacienda, caudal. Era u. t. en pl. con el mismo significado que en sing. El magnífico debe ser muy sabio porque sepa cómo ha de partir sus algos. U. en Burgos.

4. adv. c. Un poco, no completamente o del todo, hasta cierto punto. Anda algo escaso de dinero Se franqueó algo conmigo Entiende algo el latín

5. adv. c. ant. Bastante, mucho.

Reciclator

No hay comentarios: