domingo, enero 14, 2007

ENTRADAS

Las nuevas facilidades que nos brinda la tecnología de comunicaciones se ha cargado vilmente el arte gráfico que antaño encontrabamos en las entradas de conciertos. Sí, en los tíquets, que no solo hacían posible el acceso a la sala de concierto sino que también plasmaban un diseño que mezclaba el nombre del grupo con el estilo de su interpretación, un motivo de la gira y alguna que otra imagen que las hacía únicas, caramelo de cualquier coleccionista.

Ahora lo más que podemos conseguir es un tíquet vía internet o en un cajero automático que se parece a cualquiera de esos documentos de banco que solamente respaldan cualquier transacción mercantil. Se ha perdido la iconografía característica del mundo de los conciertos que ha sido devorada por un papelito con código de barras que no se diferencia de la entrada a cualquier otro concierto.

Suerte que desde que empecé a asistir a conciertos, que ya son unos cuantos, iba guardando las entradas como recuerdo de aquellas auténticas obrillas de arte numeradas (todas tenían su número de entrada consecutivo, cual litografía) . El problema es que al no ser coleccionista tengo la manía de guardarlas en el interior de libros y son imposibles de encontrar casi dos décadas después. En contrapartida, la alegría de abrir un libro y encontrarse ese pequeño recuerdo por sorpresa compensa el riesgo a no encontrar jamás esa entrada determinada.
Otro día trataremos el caso de los discos de vinilo, que por su obligado gran tamaño las cubiertas también se erigían como soporte de expresión gráfica que a veces llevaba más allá de la música el contenido del disco (recuerdo ahora Thick as a Brik de Jethro Tull, o Sargent Peppers de los Beatles). Las tapas de los CDs ya no tienen esa gracia.
Rec

No hay comentarios: