viernes, septiembre 29, 2006

LECCIONES DE UN APRENDIZ. CAP 14.

PON OBJETIVOS CLAROS A TU GENTE

Cuando se trabaja en equipo normalmete se reunen las fuerzas para conseguir un fin determinado. La propia organización del grupo de trabajo hace que uno de los miembros tenga entre sus responsabilidades la de coordinar y organizar las tareas de los demás con el objetivo de que el conjunto sea consistente.

Cuando la comunicación no es clara y tanto las responsabilidades como el fin último del trabajo es difuso se generan ineficiencias a nivel personal y en el marco del equipo. Es necesario repetir trabajos, resolver conflictos gratuitos y destinar sobreesfuerzos para enderezar de nuevo la trayectoria. En el caso extremo, aparecen las clásicas patologías del comportamiento organizacional como la desmotivación, indiferencia, mala organización del tiempo, descoordinación, etc.

Si en el reparto de tareas o responsabilidades los hitos son claros y diáfanos los trabajadores son capaces de organizar también sus funciones en objetivos más pequeños, también claros y en la dirección correcta. Esto no significa que se tenga que incidir la forma o métodos de trabajo del resto del equipo, que debe formar parte del propio reto del trabajador, sino que la misión encomendada debe ser clara y concisa en términos de finalidad, servicio, tipo de documento a generar, fechas parciales y definitivas, calidad, coste, recursos disponibles, colaboradores dentro del equipo, etc.

No se trata de instaurar un sistema marcial de dirección por objetivos como cuando se pretende invadir un país, sino facilitar la coordinación entre las distintas partes sin que la productividad y la producción se vea afectada.

A veces también se da la situación que las tareas encomendadas solamente son una parte de algún trabajo más ambicioso que reune los resultados de diferentes equipos. En este caso, transmitir a los miembros del equipo claramente el objetivo global de su misión, así como el sentido de la parte que elaboran, también confiere una perspectiva distinta a su desarrollo, que bien seguro redundará en una claridad y visión implícita que el cliente bien valorá.

Finalmente, remarcar que trabajar con un objetivo definido da sentido a la ocupación que uno tiene que confiere una dimensión vital que es motor de motivación.

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