lunes, diciembre 04, 2006

LECCIONES DE UN APRENDIZ. CAP 16

UNA TAREA DETRÁS DE OTRA

Algunos estudios (p.e. R. van Solingen, E. Berghout y F. van Latum, "Interrupts: Just a Minute Never Is") dan cifras más o menos curiosas sobre cómo nos afecta el cambio de contexto durante el desarrollo de una determinada tarea. Los resultados más determinantes se sintetizan en los siguientes puntos:



  • Durante la jornada de trabajo, entre un 15% y 20% del tiempo se destina en concentrarse para atender la nueva actividad, es decir, cuando uno calcula el tiempo que necesita terminar un trabajo debería añadir un 20% en concepto de interrupciones.

  • El 70 % de las interrupciones son en persona, las llamadas telefónicas representan el 15%, y el correo electrónico un 10%.

  • Tras la interrupción, el tiempo medio necesario para recuperar la concentración y alcanzar el pleno rendimiento es de unos 15 minutos. Esto significa que los entornos en los que se producen más de 10 interrupciones diarias es difícil desarrollar tareas de alta concentración y rendimiento.

Parece ser claro que si uno puede desarrollar toda una tarea de forma continua, el rendimiento es muy superior que cuando se sufren sucesivas interrupciones. Sin embargo raramente somos capaces de integrarlo en nuestra rutina profesional. Cuando no es una llamada, nos entretiene un nuevo correo electrónico o bieb una consulta o comentario de un compañero.

Además, cada nueva interacción puede desviarnos de la tarea en curso en el sentido de modificar las prioridades y urgencias. Nos vemos obligados a dejar un trabajo a medias para iniciar o retomar otro ahora más urgente. Si somos capaces de no hacer caso a estos ruídos que nos distorsionan el ritmo natural de trabajo, seremos capaces de terminar más tareas en menos tiempo.

Evitamos los entretiempos de concentración intermitentes y nuestro rendimiento es más efectivo. Pero esto requiere ciertas estrategias como no atender correos electrónicos o llamadas mientras se está en plena concentración, y trasladar la respuesta al final de la tarea, o bien después de un tiempo prudencial de producción continua, que puede estar entre una y dos horas.

Planificar los trabajos de forma sucesiva para que sean abordados a lo largo del día, y dejar espacios de descanso, o simplemente de reflexión o para interactuar con otros trabajadores, responder correos y atender llamadas mejorará nuestro rendimiento diario. Una tarea tras otra significa que no empiezo la siguiente hasta que he terminado la anterior, lo que redunda en una motivación implícita que nos empuja a seguir con la siguiente.

En resumen, es recomendable organizar la agenda con tareas que vamos a completar de forma sucesiva y en las controlamos y acotamos los espacios de interferencia aumentará nuestra productividad e indirectamente reducirá los esfuerzos que conllevan las sucesivas concentraciones fruto de repetidas interrupciones.

Reciclator

1 comentario:

La familia trap dijo...

A veces las interrupciones son buenas ya que el tiempo que te tomas en volver a la concentración del tema te permite no sólo revisar lo que has echo sino que ademas te da un nuevo impulso y generalmente nuevas ideas y enfoques. Ademas si la interrupción lleva la falda corta es de agrdecer, no?