Se acerca otra batería de elecciones, y los políticos cada vez desprenden menor credibilidad. Los nuevos hacen buenos a los antiguos, la mediocridad se supera a si misma. No distinguen entre el poder y la gestión, sus intereses y los del pueblo. Creen que gobernar significa poder, y oposición simplemente descalificar.
El día en que los votos en blanco se conviertan en escaños vacíos se darán cuenta que el apoyo que reúnen es bajo, y sólo podrán recuperarlo cuando empiecen a gobernar pensando en los intereses de los ciudadanos.
Posiblemente sea yo quien tenga mal entendido cual debería ser el papel del gobernante.
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